SAMIRA MORALES : LAS IGLESIAS ANGLICANAS DE TODO EL MUNDO
La Comunión Anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas e interdependientes que están en plena comunión con el Arzobispo
de la Catedral de Canterbury es una de las comuniones
cristianas más numerosas del mundo, con aproximadamente 77 millones de
miembros.
La Comunión Anglicana se considera parte plena de la Iglesia Cristiana: una santa, católica y apostólica, y se declara Católica y Reformada. Es interesante la frase del Deán Henry Forrester (México, 1906): «Católica, aunque no romana y Evangélica, aunque no protestante».
Para muchos anglicanos, representa también una forma de catolicismo no-papal, y para otros, una forma de protestantismo sin figuras fundadoras tales como Martín Lutero o Juan Calvino.
Pero en la línea del anglicanismo clásico siguen expresando la identidad anglicana como prudente combinación entre estas dos tradiciones cristianas, una Via Media entre ambas, mediante una aplicación equilibrada de tres criterios esenciales de fe y ética:
- La Sagrada Escritura,
- la Tradición apostólica y
- la Razón.
Así entonces, con algunas diferencias de énfasis doctrinal y
litúrgico, las iglesias de la Comunión Anglicana mantienen su unidad a
través, principalmente, de la comunión sacramental con el Arzobispo de Canterbury, y la celebración de la liturgia conforme a las diferentes versiones autorizadas del Libro de Oración Común.
Valores y características destacadas
Los fundamentos doctrinales del Anglicanismo, expresados en el llamado Cuadrilátero Chicago-Lambeth, son cuatro elementos de la fe cristiana, basados en un texto del siglo V conocido como Commonitorium, de San Vicente de Lerins: Id teneamus, quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est; hoc est et enim vere proprieque catholicum ("Debe tenerse como propiamente católico aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos"), a saber:
- La Biblia, o las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamentos, como base de la fe cristiana.
- Los Credos Apostólico y Niceno, como resúmenes suficientes de la fe contenida en la Escritura.
- Los Sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, como medios indispensables, externos y sensibles (instituidos por Cristo), como medios de la Gracia de Dios, que es interna y espiritual. Esta jerarquización no elimina los otros cinco sacramentos tradicionales (Penitencia, Confirmación, Matrimonio, Ordenación y Unción de los enfermos) que, instituidos por la Iglesia con la autoridad de Cristo, se añaden a los dos primeros.
- Los Anglicanos (episcopales) poseen sucesión apostólica ininterrumpida y reconocida por las iglesias ortodoxas y veterocatólicas. El Papa León XIII en la Bula Apostolicae Curae de 1896, tras un estudio canónico, teológico y sacramental sobre las formas rituales utilizados en la Iglesia Anglicana, decidió desconocer la validez de las órdenes sagradas conferidas con el rito anglicano.
Estos cuatro elementos se comprenderían a la luz de la tríada:
Escritura, Tradición y Razón, que servirían como triple criterio para
discernir la fe y la ética del cristiano.
Entre los anglicanos no existe una veneración de santos
propiamente dicha; antes bien, en la medida en que la Iglesia, como
Pueblo de Dios, es Santa, todos sus miembros bautizados lo son, no por
sus merecimientos morales, sino en virtud de su vocación. Sin embargo,
la Iglesia honra a Dios y le da gracias «por la Gracia depositada en sus
santos, que han sido luces del mundo en su propia generación»; de esta
manera, es posible honrar, dentro de la liturgia, y con arreglo a un
Calendario Eclesiástico, a los bautizados que han sido héroes de la fe.
En las iglesias anglicanas existen diversas imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos: iconos, retablos, conjuntos escultóricos y, sobre todo, vitrales. En los ambientes anglicanos suele establecerse una clara
diferencia entre utilizar imágenes en el culto (práctica generalmente
aceptada), a rendir culto, de cualquier índole, a las imágenes. Este
criterio distingue al anglicanismo tanto de protestantes, como de los católico romanos y ortodoxos, en lo que al
tratamiento de las imágenes religiosas se refiere. La misa
anglicana es igual a la católica.
La dignidad humana y la igualdad entre todas las personas forman
parte fundamental de los valores anglicanos, así lo muestran las
modernas redacciones de los votos bautismales en las diversas provincias
de la Comunión, y también el ejemplo de arzobispos anglicanos
destacados, como el ugandés Janani Luwum, reconocido como mártir del siglo XX, o el sudafricano Desmond Tutu,
luchador incansable por la justicia en un país dominado por una de las
formas más severas de discriminación racial, el "Apartheid". En medio de
esta discriminación, el Arzobispo Tutu no sólo luchó por los derechos
de los africanos, sino que ayudó a mantener la paz desterrando el odio,
fue galardonado por ello con el Premio Nobel de la Paz en 1984.
Otro ejemplo de expresión de estos valores del anglicanismo se
observa en que, en la mayoría de las provincias anglicanas, es
canónicamente posible, desde la década de 1970, la Ordenación de mujeres
al diaconado, al presbiterado y al episcopado, lo cual, no obstante, no
ha dejado de crear amplia discusión entre las iglesias de esta
Comunión. La primera mujer consagrada al episcopado fue Barbara Clementine Harris, como Obispa Sufragánea de Massachusetts (Estados Unidos de América), en 1990.
La actitud de los anglicanos ante la homosexualidad,
es también un asunto espinoso que ha provocado, en su seno, serias
confrontaciones en todo ámbito, desde la repulsión hasta la más amplia
aceptación. Aunque las iglesias anglicanas a lo largo de su historia, no
se han caracterizado por una inclinación a las discusiones acaloradas
ni a las declaraciones sobre moral sexual (de hecho, su clero ha sido
libre, en todas partes, desde el siglo XVI, para contraer matrimonio,
mantenerse célibe o vivir en soltería), dos hechos históricos, en la primera década del siglo XXI, han disparado el debate sobre la relación entre homosexualidad y cristianismo: La autorización para la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, por parte de la Diócesis de New Westminster, de la Iglesia Anglicana del Canadá, y la elección y consagración de Gene Robinson como Obispo de la Diócesis de New Hampshire, de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos, puesto que Robinson había declarado oficialmente su condición homosexual ante su diócesis.
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