La comunidad anglicana
La Comunión Anglicana, una fraternidad amplia de 40 provincias autónomas e interdependientes que están en plena comunión con el Arzobispo de la Catedral de Canterbury, es una de las comuniones cristianas más numerosas del mundo, con aproximadamente 77 millones de miembros.
La Comunión Anglicana se considera parte de la Iglesia Cristiana: una santa, católica y apostólica, y se declara Católica y Reformada. Es interesante la frase del Deán Henry Forrester (México, 1906): «Católica, aunque no romana y Evangélica, aunque no protestante».
Para muchos anglicanos representa también una forma de catolicismo no-papal, y para otros, una forma de protestantismo sin figuras fundadoras tales como Martín Lutero o Juan Calvino.
En la línea del anglicanismo clásico, los planteamientos del teólogo isabelino del siglo XVI Richard Hooker en Essays on Ecclesiastical Polity, siguen expresando la identidad anglicana como prudente combinación entre estas dos tradiciones cristianas, una Via Media entre ambas, mediante una aplicación equilibrada de tres criterios esenciales de fe y ética:
- La Sagrada Escritura,
- la Tradición apostólica y
- la Razón.
Así con algunas diferencias de énfasis doctrinal y
litúrgico, las iglesias de la Comunión Anglicana mantienen su unidad a
través, principalmente, de la comunión sacramental con el Arzobispo de Canterbury, y la celebración de la liturgia conforme a las diferentes versiones autorizadas del Libro de Oración Común.
Doctrina sobre la Iglesia e instrumentos de unidad
Para los anglicanos, la mínima expresión de la Iglesia en el mundo es la diócesis, es decir, la reunión de las personas bautizadas (laicos y clérigos), que forman parte del Cuerpo Místico de Cristo en una determinada área territorial, bajo la guía pastoral de un Obispo.
Cada obispo
es el sacerdote principal de su iglesia diocesana, preside por derecho
la Santa Eucaristía, ordena y consagra a los diáconos, a los presbíteros
(esto siempre en unión de dos o más presbíteros que imponen las manos
junto con él), y a otros obispos, (igualmente, en unión de dos o más
obispos).
El Obispo preside Ex officio, todos los cuerpos canónicos o de facto instituidos dentro de su diócesis, y que están integrados por clérigos y laicos debidamente elegidos por el sínodo o convención, pero no puede ponerse por encima de la Constitución y Cánones de su Diócesis ni de su Provincia eclesiástica o Iglesia autónoma.
El Obispo preside Ex officio, todos los cuerpos canónicos o de facto instituidos dentro de su diócesis, y que están integrados por clérigos y laicos debidamente elegidos por el sínodo o convención, pero no puede ponerse por encima de la Constitución y Cánones de su Diócesis ni de su Provincia eclesiástica o Iglesia autónoma.
De acuerdo con la tradición católica, todos los obispos anglicanos tienen el mismo rango (son iguales entre sí), salvo las diferencias funcionales entre los obispos diocesanos y sus ayudantes, los obispos sufragáneos y coadjutores; pero todos son considerados sucesores de los apóstoles y como tales, comparten, de manera colegiada, el liderazgo de la Comunión Anglicana.
Un obispo anglicano actúa siempre de acuerdo con la participación del clero y los laicos en todas las decisiones trascendentales, a través de los sínodos o convenciones diocesanas (anuales) o provinciales (generalmente trienales), siendo los obispos los pastores principales.
Aunque los anglicanos reconocen que el repudio a la autoridad del Papa iniciada por Enrique VIII de Inglaterra
condujo a la Iglesia de Inglaterra a existir como entidad
completamente separada de Roma, también reconocen su continuidad con
respecto a la Iglesia mediaval Pre Reforma.
Aparte de sus distintas costumbres y liturgia (por ejemplo el Rito de Sarum) el entramado organizativo de la Iglesia de Inglaterra estaba ya establecido en el momento de efectuarse el Sínodo de Hertford (entre 672 y 673), cuando todos los obispos ingleses fueron capaces, por primera vez, de actuar como un cuerpo, bajo la dirección del Arzobispo de Canterbury.
El efecto del Estatuto Restrictivo de Apelaciones (Act in Restraint of Appeals) de 1533 y del Estatuto de Supremacía (Acts of Supremacy) de 1534, promulgados por Enrique VIII fue, simplemente, declarar que la Corona de Inglaterra era «la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana», y que el Obispo de Roma no tenía «mayor jurisdicción en Inglaterra que cualquier otro obispo extranjero».
El desarrollo posterior de los Treinta y nueve artículos de religión y la promulgación de los Estatutos de Uniformidad (Acts of Uniformity) culminaron en el Acuerdo Religioso Isabelino, que dió lugar a una Iglesia que era a la vez Católica y Reformada.
Aparte de sus distintas costumbres y liturgia (por ejemplo el Rito de Sarum) el entramado organizativo de la Iglesia de Inglaterra estaba ya establecido en el momento de efectuarse el Sínodo de Hertford (entre 672 y 673), cuando todos los obispos ingleses fueron capaces, por primera vez, de actuar como un cuerpo, bajo la dirección del Arzobispo de Canterbury.
El efecto del Estatuto Restrictivo de Apelaciones (Act in Restraint of Appeals) de 1533 y del Estatuto de Supremacía (Acts of Supremacy) de 1534, promulgados por Enrique VIII fue, simplemente, declarar que la Corona de Inglaterra era «la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana», y que el Obispo de Roma no tenía «mayor jurisdicción en Inglaterra que cualquier otro obispo extranjero».
El desarrollo posterior de los Treinta y nueve artículos de religión y la promulgación de los Estatutos de Uniformidad (Acts of Uniformity) culminaron en el Acuerdo Religioso Isabelino, que dió lugar a una Iglesia que era a la vez Católica y Reformada.
El Anglicanismo en contexto ecuménico
El Anglicanismo está presente hoy principalmente en los países de
trasfondo cultural británico, como las antiguas colonias inglesas en América (Canadá, los Estados Unidos y parte de las Antillas), así como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, algunos países del Sureste de Asia, y de África.
Durante el reinado de la reina Isabel I de Inglaterra, catorce obispos fueron depuestos de sus sedes episcopales, excepto la diócesis de Llandaff. La sede de Canterbury estaba vacante.
Surgió la cuestión de cómo obtener una consagración que preservara inquebrantable la Sucesión Apostólica, ya que el Obispo de Llandaff rehusó oficiar la consagración del Nuevo Arzobispo de Canterbury. Matthew Parker había sido elegido por Isabel I para ocupar dicha sede.
En el "Book of Common Prayers" se reformaron las fórmulas de
consagración episcopal, quitando las que aluden a la intención
consagratoria (esencial al Sacramento). Por esto, los Obispos no son de
sucesión apostólica por doble motivo: los ordenados por Parker, porque
él no lo era válidamente (fue 'nombrado' no 'ordenado'), y los
'consagrados' según el Common Prayer, por carecer el rito de su
ordenación de intención consagratoria manifiesta.
Los teólogos anglicanos sostienen que la Comunión Anglicana conserva la sucesión apostólica,
también conocida como episcopado histórico, elemento fundamental de
catolicidad. Sin embargo, esta afirmación no está libre de polémicas. En
efecto el Papa León XIII en la Bula Apostolicae Curae de 1896,
tras un estudio canónico, teológico y sacramental sobre las formas
rituales utilizados en la Iglesia Anglicana, decidió desconocer la
validez de las órdenes sagradas conferidas con el rito anglicano.
Singularmente, la Iglesia Ortodoxa -especialmente el Patriarcado de Antioquía-, expresó en 1922 que consideraba las órdenes anglicanas como equiparables a las de la Iglesia de Roma y las otras iglesias orientales.
Entre 2007 y 2009, numerosos obispos y fieles anglocatólicos de la
TAC (Comunión Anglicana Tradicional) que no están en comunión con
Canterbury han pedido la entrada en la Iglesia católica romana, por lo
que el 4 de noviembre de 2009, el Papa Benedicto XVI ha publicado la
Constitución apostólica Anglicanorum cœtibus, que ofrece una
normativa general que regule la institución y la vida de los
Ordinariatos personales para aquellos fieles anglocatólicos que desean
entrar corporativamente en la comunión plena con la Iglesia católica
romana.
Las iglesias de la Comunión Anglicana, han sido pioneras en el Ecumenismo:
el diálogo fraternal, teológico, y de cooperación social entre los
cristianos de diversas iglesias y denominaciones, así como también en el
Diálogo Interreligioso. La conferencia de Edinburgo que, en 1910,
reunió a varias denominaciones evangélicas, contó también con la activa
presencia organizativa de la Iglesia de Inglaterra. Cuando en 1948 se fundó el Consejo Mundial de Iglesias,
con sus filiales por varias partes del mundo, los anglicanos de todo el
mundo fueron los primeros en responder y comprometerse en este diálogo.
Desde mediados del siglo XX,
los anglicanos han estado dispuestos a proyectos de unidad cristiana
que han supuesto su desaparición como denominación, en bien de una
unidad más amplia con otros cristianos. Estos son los casos de las
llamadas Iglesias Unidas, como: Baqngladés, Pakistán, Norte de la India, Sur de la India; estas iglesias se han organizado ante la necesidad de
ofrecer un testimonio de unidad a los no-cristianos, las comunidades
involucradas han llegado a importantes acuerdos, aceptado
simultáneamente la práctica del baustismo de niños así como el de adultos, y un ejercicio episcopal no gubernativo.
Existen Iglesias Unidas en Canadá y Australia,
de las cuales las Iglesias anglicanas de esos países no han entrado a
formar parte, pero a las que apoyan ampliamente y con las cuales
mantienen programas conjuntos.
La Chung-Hua-Sheng-Kung-Hui (Santa Iglesia Católica de China)
es un caso similar, si bien esta cristiandad se organizara ante la
exigencia del gobierno de tener un solo cuerpo representativo que
respondiese ante él. Las iglesias del Norte y Sur de la India, Bangladés
y Pakistán, no son provincias anglicanas, pero están en comunión con la
familia anglicana, y sus obispos tienen asiento en la Conferencia de
Lambeth.
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